Marruecos e Irán partieron con un partido muy disputado, de poca calidad, pero ambos con la intención de hacer daño y trascender. La suerte no parecía acompañar a ninguno y el partido se mantuvo en la mitad del terreno, eso si, cada balón muy disputado.
Azis Bouhaddouz se tomó el protagonismo sin querer, al intentar despejar un balón en el área pero incrustándolo en propia puerta. Era el minuto 93 y sentenciaba el partido.
Insólitamente Irán tumba quinielas y pone medio pie en octavos de final
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