Francia venció a Croacia en la final del Mundial Rusia 2018. Sin ser mucho pero con lo suficiente, el equipo francés se puede definir como un equipo solvente, que resolvió sus partidos de manera pragmática y aprovechando las oportunidades que le dieron los distintos rivales.
Croacia fue un digno contrincante en esta final, notándose en las piernas de su ofensiva el rigor de haber disputado tres alargues seguidos, empezaron mordiendo más y presionando todos los espacios haciendo dudar a Francia de sus posibilidades iniciales como favorita.
Modric y Rakitic llevando la batuta en el medio del campo abrían los espacios y habilitaban las posibilidades de sus compañeros de ataque, que sobre todo por derecha entraban con mayor facilidad.
Por su parte Francia apeló más a la velocidad del contragolpe y dejaba sin temor la iniciativa con la pelota a su desgastado rival.
Con ese guión puesto en marcha aparecieron goles que no estaban en ese teórico entramado técnico inicial. Un desafortunado autogol en el arco croata, otro roce en un francés para el empate y un penalti con ayuda del VAR fueron los tres primeros goles.
Hasta que apareció Mbappé para matar el partido con el tercero y Pogba para rematar la faena con un holgado marcador, tal vez demasiado para un Croacia que nunca en el juego estuvo a esa distancia como para salir goleado.
Pero había de todo en este raro partido de final, como lo fue todo el Mundial, y Lloris, el portero francés, se inventó una también fuera de libreto, intentando driblar en el área para regalar el segundo de Croacia.
Faltaban 21 minutos y parecía que aún habría partido, pero Francia se cerró mejor atrás y dejó alguna sorpresa para los contragolpes encabezados por Griezmman y Mbappe, mientras Croacia lo arriesgaba todo y de todas las maneras posibles: centros al área, cabezazos, jugadas a balón parado, disparos de media distancia.
Pero no fue posible, el torneo era para el pragmatismo francés que celebró luego de 20 años otro título mundialista y exalta aún más sus figuras emergentes, especialmente a este joven de 19 años del PSG, Kylian Mbappé (al que ya apodan «Pelesinho») y que se consolidó como la gran promesa como amenaza real para destronar a Messi, Cristiano y Neymar en el próximo lustro.