Los escándolos en los que se ha visto envuelto la más grande e influyente de las redes sociales, Facebook, está haciendo que internamente estén dando muchas vueltas sobre las formas y uso que se le viene dando. Nuevamente se estaría asomando la posibilidad de hacer que el servicio, al menos en algunas áreas, pueda dejar de ser gratuito.
Así lo analizan en el diario ABC de España:
El conocimiento nos hará libres. O no. Porque ese conocimiento acerca de lo que las redes sociales comercializan con nuestros datos personales no evitará, al menos desde una perspectiva actual, que la información que seguimos cediendo voluntariamente a cambio de utilizar las redes sociales sea utilizada para generar ingresos por publicidad personalizada. En cambio, un servicio de pago sí puede alentar a aquellos defensores a ultranza de la privacidad.
Una posibilidad que, tras saltar el escándalo de Cambridge Analytica, ha vuelto a girar alrededor de la multinacional estadounidense Facebook. A partir de un estudio de mercado encargado en las últimas semanas, la mayor red social del mundo busca despejar la gran incógnita, cobrar o no cobrar. Según informa «Bloomberg», la compañía quiere estudiar si una versión sin publicidad que recoja una ínsula de suscripciones puede estimular a los usuarios a formar parte de la comunidad e, incluso, lograr aumentar el crecimiento de la masa social.
Un modelo de pago por suscripción, que funciona de manera consistente en servicios en los que se accede a un contenido concreto como puede ser Netflix o Spotify, puede ser beneficioso para ciertas compañías. La pregunta es obvia: ¿pagaría usted por tener acceso a Facebook? Es una estrategia ya valorada en el pasado la compañía fundada por Mark Zuckerberg, pero nunca se había fraguado tal posibilidad con tanta fuerza. La crisis de la filtración de datos ha supuesto un punto de inflexión en la compañía, que intenta huir hacia delante con el refuerzo de dos de sus otros servicios, WhatsApp e Instagram, que reciben el agrado y el apoyo de las nuevas generaciones de internautas. Su futuro a explorar.
Los planes de cobrar por una versión de Facebook ni son sólidos ni están en posición de fructificar, pero la sola idea de asociar una suscripción a una plataforma que hasta ahora ha comercializado alegremente con nuestra vida es confuso. La peregrina idea que puede haber pergeñado Zuckerberg se enfocaría más, sin embargo, a evitar un posible éxodo de la red social que alimentar el sueño de crecimiento. Algo difìcil de asumir puesto que solo el pasado año generó más de 41.000 millones de dólares en ingresos publicitarios, lo que representa el 20% de toda la publicidad online. Un negocio suculento al que nadie podría renunciar para tirarse a una piscina de la que no se sabe si hay agua.
¿Qué está pasando para que, ahora, pueda haber reculado? Facebook se encuentra en el epicentro de una crisis mayor; la pérdida de confianza sobre esas plataformas sociales y espacios virtuales en los que todos estos años hemos estado dedicando tanto tiempo. Ya no se les ve de la misma manera. Ya no son esas hermanitas de la caridad que nos brindaban la posibilidad de estar conectados con otras personas. Porque, en estos momentos, la visión del consumidor ha cambiado y cree, no sin parte de razón, que la red social rastrea a las personas incluso en contra de su voluntad.
Pese a todo, es poco probable que la compañía aborde con firmeza esta cuestión de cobrar por una versión de pago, y más teniendo en cuenta las opiniones de sus líderes. Sheryl Sandberg, número dos de Facebook, aboga por seguir aceptando anuncios políticos, que ha supuesto un detonante en otra de sus crisis, las llamadas noticias falsas. «Ciertamente pensamos en muchas otras formas de monetización, incluidas las suscripciones, y siempre seguiremos considerando todo», ha asegurado en otras ocasiones. Pero, por el camino, aparece Zuckerberg que insiste en que siempre habrá una versión gratuita. El modelo «Spotify» empieza a convencer.