Un niño de 11 años de edad no solo acaba de recibir su título universitario, sino que ahora enfila sus objetivos a graduarse como astrofísico y comprobar la existencia de Dios.
Este niño fenómeno ya realizaba cálculos matemáticos sencillos a la edad de dos años, edad en la que un niño normal apenas empieza a hablar.
A los cuatro años ya resolvía ecuaciones más complicadas y a los cinco años un psicólogo confirmó lo que ya los padres sabían: era un genio.
William Maillis, el niño prodigio, a los 7 meses fue capaz de contestarle a su papá «no quiero» al este indicarle que se acostara en la cama. Desde ahí era capaz de articular frases y oraciones sencillas.
A los 9 años se graduó en el instituto y apena dos años después consigue su primer título universitario.
Ahora aspira comenzar cuanto antes la carrera de Física en la Universidad del Sur de Florida para lograr su objetivo de ser Astrofísico. Con esto a cuestas, pretende deslumbrar al mundo comprobando la existencia de Dios.
William tiene claro sus potencialidades: «Yo estoy dotado para lo que estoy dotado y otra gente lo está en otras cosas… Quiero probar al mundo que Dios existe mediante la ciencia».
A los 18 años estima presentar su tesis de doctorado y mientras lo hace también piensa en seguir desarrollando sus hobbies como el baloncesto, videojuegos e imaginándose opciones alternas a la historia como pensar en qué hubiera sucedido si Alemania ganaba la segunda guerra mundial.
Imagen de Foxnews10
