Egipto y Uruguay se enfrentaron para abrir la segunda jornada del Mundial Rusia 2018 y completar el arranque del grupo A.
Partido complicado para ambos, con el egipcio Salah en el banquillo aún recuperándose de la lesión que le produjo Sergio Ramos en la final de la Champions League, pero en el cual se ponía de manifiesto la superioridad de los suramericanos desde el primer minuto.
Egipto pareciera que depende de Salah en demasía y a pesar que planteó un juego ordenado y en algunas instancias abierto y vertical, no demostraron poner en peligro en ningún momento la portería uruguaya.
Suárez y Cavanni estuvieron activos y cercanos, inquietando el área constantemente, y aunque Suárez tuvo al menos dos clarísimas que se tragó y una que el arquero tapó en extremis, mostraron que esta dupla de delanteros serán referentes en el resto de la Copa.
Parecía que en cualquier momento caía el gol de Uruguay, pero la imprecisión de Suárez y la poca fortuna del celeste parecía temer un resultado terminado sin goles. Hasta que apareció el juvenil Giménez en un salto enorme, entre tres egipcios, para cabecear perfecto abajo y pegado al palo un tiro inatrapable para entregar los tres puntos a su país.
El banco uruguayo se vació a celebrar dentro del terreno de juego, la montaña de jugadores parecía de una épica de alguna semifinal o final, pero esa garra es la que siempre acompaña a este equipo que desde ya apunta a pasar a octavos.
